El consumo de cannabis se ha asociado en repetidas ocasiones con un aumento en el riesgo de sufrir brotes psicóticos, depresión o trastornos respiratorios. A la lista podrían sumarse ahora los problemas dentales. Según una investigación neozelandesa, fumar esta sustancia incrementa las posibilidades de padecer una enfermedad periodontal.

sangrado encias

A todos nos ha pasado alguna vez que, durante el cepillado, nos sangren las encías dejándonos una sensación incómoda en la boca. El motivo principal del sangrado de las encías se debe a la acumulación de placa dental, que puede ser la causante de la gingivitis, una enfermedad que inflama las encías y que si se agrava puede provocar importantes complicaciones como, por ejemplo, la caída de los dientes.

periodontitis Sí, la periodontitis es una enfermedad infecciosa. En muchas ocasiones, el paciente siempre se pregunta si existe riesgo de contagiársela a su pareja o a sus hijos. Estudios realizados en los últimos años en parejas estables de más de 10 años, en los que se han analizado las bacterias presentes en la cavidad oral, demuestran la existencia del mismo perfil bacteriano en ambos miembros de la pareja.

_DSC5344_@ Sergio Gemelli El flúor es la sustancia más eficaz que existe en la prevención de la caries. Se acumula en la superficie del diente, en la capa más externa del esmalte, para protegerlo de cualquier ataque ácido que provocan las bacterias al ingerir alimentos. El flúor impide la desmineralización del esmalte y estimula su mineralización. Además de su actividad antibacteriana, consigue unos dientes muy resistentes.

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Una buena higiene bucodental comienza por un correcto cepillado. Los dientes deben cepillarse durante dos minutos al menos dos veces al día, aunque lo idóneo sería hacerlo inmediatamente después de cada comida principal, tres o incluso hasta cinco veces atendiendo al número de comidas que se hagan al día. Entre todas las recomendaciones sobre la frecuencia de cepillado la más importante es la de lavarse los dientes antes de acostarse, ya que durante el sueño se produce menos saliva, un agente de defensa vital frente a las bacterias.